Resumen:
El “efecto Mateo” es una explicación sociológica clásica de la desigualdad acumulativa, es decir, de los procesos caracterizados por el ensanchamiento sistemáticos de las brechas iniciales entre dos o más grupos respecto a un bien, atributo o logro (Y), cuantificable y socialmente valorado. El mecanismo explicativo, de tipo path-dependent, sostiene que el “nivel” de Y en un momento determinado del tiempo ejerce una influencia directa y de tipo causal sobre el nivel de Y en cualquier momento posterior. En el campo de la educación, el “efecto Mateo” está en la base de la hipótesis sobre trayectorias de aprendizaje divergentes en áreas como la lectura o las matemáticas, según la cual, los alumnos que son “exitosos” en las etapas tempranas progresan más y más rápido en sus aprendizajes posteriores respecto a aquellos que, por el contrario, enfrentan mayores dificultades iniciales. En consecuencia, a lo largo de la escolarización –o, al menos, de etapas significativas de la trayectoria-, las brechas de desigualdad se ensanchan, no se reducen. La hipótesis rival al “efecto Mateo” es la de compensación. Una trayectoria de aprendizajes de compensación implica que los alumnos inicialmente más rezagados tienden a alinearse, o al menos, a descontar su desventaja a través de la escolarización respecto a quienes comienzan mejor. La compensación puede ser efecto de calendarios de maduración más tardíos, de la propia acción escolar, de efectos “techo” para la mejora de los más aventajados, etc.
En este paper, contrastamos ambas hipótesis empíricamente. Analizamos el impacto que tiene el rezago relativo en distintas dimensiones cognitivas y no cognitivas del desarrollo infantil, valoradas al término de la educación inicial, sobre las trayectorias o curvas de aprendizaje en lectura y matemática en la enseñanza primaria.
Nos basamos en el Panel EIT 2016, que sigue las trayectorias de los niños valorados por la Evaluación Infantil Temprana (EIT) al término de la educación inicial (nivel 5) en distintos dominios cognitivos y no cognitivos del desarrollo, y que participaron en hasta tres instancias del test adaptativo SEA+ (lectura y matemática) entre los 8-9 y los 10-11 años de edad. Para estimar las curvas de aprendizaje utilizamos modelos de regresión mixtos aplicados a datos longitudinales.
Nuestros resultados sugieren que el rezago en el desarrollo infantil global, sobre los 5-6 años, se asocia a: i) desventajas sustantivas en las competencias lectoras y matemáticas alcanzadas sobre los 8-9 años de edad (al tercer año en primaria); ii) una tasa anual de crecimiento (aprendizajes) significativamente más baja en ambas competencias, durante los dos años posteriores. Ambos resultados son consistentes con la hipótesis de trayectorias de aprendizaje divergentes (efecto “Mateo”). Asimismo, encontramos brechas acumulativas para los niños con y sin rezagos infantiles en el dominio de habilidades cognitivas, junto con brechas significativas, pero constantes, entre los alumnos con y sin rezagos en sus habilidades socioemocionales tempranas.